Darme cuenta de que mis pequeñas revoluciones internas eran una llamada a la autenticidad, no simples caprichos, transformó mi vida. Me permitió escucharme con honestidad, conectar con mi intuición y alinear mis decisiones a mi sentir.
Durante mucho tiempo pensé que mis ganas de cambio eran malas. Que me cansaba demasiado rápido de un trabajo, de un país, de una relación... Me juzgaba sin entender que simplemente no encajaba en las expectativas ajenas.
Crecí escuchando el clásico guión social: ‘De los sueños no se vive, estudia algo que te dé de comer, date prisa o se te pasará el arroz,…' Afortunadamente, este discurso nunca terminó de calar en mí.
He aprendido que hay un momento clave en la vida:
El instante en que eliges dejar de seguir un guión impuesto y empiezas a actuar con coherencia hacia lo que realmente resuena contigo.
Hoy, creo en mí. Creo en lo que nace de mi interior: en mi intuición y en mi sentir, y me apoyo en ello para diseñar mi propio camino.
Estoy convencida de que todos tenemos una esencia que nos guía hacia aquello que nos llena y nos hace vibrar. La clave está en afinar nuestra escucha interna y sintonizar con nuestra propia frecuencia. Ahí, siempre se encuentra la verdad.
Empezar de nuevo es sintonizar contigo misma.
-
Soy alguien que ha aprendido a caminar con el cambio como compañero de vida. A lo largo de los años, he vivido en seis países distintos y cada uno me ha desafiado a redefinir quién soy y cómo me relaciono con el mundo. Esa constante reinvención me ha enseñado que la transformación no solo es posible, sino profundamente poderosa.
Mi vida profesional también ha sido un reflejo de esa apertura al cambio. He sido copywriter, estratega digital en Google, dueña de una pastelería vegana y, ahora, life coach. Cada etapa me llevó a descubrir facetas de mí que ni siquiera sabía que existían, y cada cambio me acercó más a lo que realmente me hace vibrar.
La vida me ha llevado por lugares que jamás habría imaginado, y yo he aprendido a dejarme llevar. Con nervios, con dudas, pero siempre con ganas y confianza. Porque, al final, vivir es caminar sin saber exactamente qué hay más allá de la próxima curva. No se trata de tenerlo todo bajo control, sino de aprender a soltar y a mirar con curiosidad. Solo así damos espacio a lo nuevo.
Mi gran aprendizaje: Abrirse al cambio merece la pena.
Cada transformación me ha permitido alinearme más con mi esencia y vivir de forma más auténtica. He entendido que el cambio no es algo que se sufre, sino una oportunidad para evolucionar hacia una versión de ti que está esperando florecer.
-
El coaching puede abordarse de muchas maneras, pero la diferencia clave para mí es esta:
¿Queremos solucionar algo puntual o generar un cambio profundo?
El coaching transaccional se enfoca en alcanzar objetivos específicos y resolver problemas concretos. Es útil, sí, pero se queda en la superficie.
El coaching transformacional va más allá: no se trata solo de lo que logras, sino de quién eres mientras lo logras. Es un proceso de autoconocimiento, de cuestionar creencias que te limitan y de aprender a relacionarte contigo misma y con la vida de una manera más auténtica.
Como coach transformacional, siempre busco ir un poco más allá:
¿Qué pregunta no te estás haciendo?
¿Qué anhelo hay detrás de esa meta?
¿Qué creencia se oculta tras ese miedo?Trabajo con personas que están dispuestas a profundizar, que aceptan el miedo como parte natural del crecimiento y que desean sentirse alineadas con su esencia.
Si decidimos trabajar juntas es porque confiamos en la integridad y en la capacidad de la otra: yo en que eres completamente capaz de alcanzar tu meta, y tú en mi habilidad de acompañarte en el proceso.
Hago esto desde la escucha activa, la presencia y las preguntas que abren espacio para nuevas posibilidades. No te daré respuestas ni fórmulas mágicas, pero sí te ayudaré a ver con más claridad, a soltar lo que ya no te sirve y a abrir espacio para lo nuevo.
Si buscas un cambio real, uno que transforme no solo lo que haces, sino también la forma en que vives y te relacionas contigo misma, este puede ser un buen punto de partida.
-
No soy de las que glorifica una colección de títulos. Valoro el esfuerzo que hay detrás, calor, pero no creo que un papel defina a una persona. Porque somos mucho más que lo que estudiamos.
Creo en la escuela de la vida, en las lecciones que llegan cuando nos atrevemos a salir de lo conocido.
Somos las aventuras a las que nos lanzamos, los riesgos que tomamos, los lugares que dejamos atrás y los nuevos horizontes que nos atrevemos a explorar. Somos los errores de los que aprendemos y los logros que celebramos. Somos los talentos que nos permitimos desplegar y las ilusiones que nos animamos a perseguir.
Por eso, cuando hablo de mi formación, no me limito a lo académico. Lo que he vivido es tan importante como lo que he estudiado. Así que aquí te comparto parte de mi camino (el que nunca dejo de recorrer):
Me certifiqué como Wayfinder Life Coach con Martha Beck porque mi deseo profundo de sintonizar con mi esencia me impulsó a acompañar a otros a hacer lo mismo. Creo firmemente en el "live it to give it" : primero vívelo, luego compártelo.
Hablo cinco idiomas… y medio (el francés se me sigue resistiendo). Más allá de quedar bonito en un currículum, cada lengua me ha abierto a una nueva forma de ver el mundo. Soy un collage de todas esas ventanas a otras culturas.
Me formé en Acompañamiento al Duelo con Vera Santos, porque la muerte es parte de la vida y estar presente en el dolor es tan necesario como hermoso.
Soy licenciada en Publicidad y RRPP, me encanta elevar el potencial de un producto o servicio —siempre que resuene con su esencia, claro.
Soy madre de dos hermosuras que al nacer me abrieron la puerta a un universo interior que me ha llevado a reinventarme a profundidades cuánticas, ayudándome a encontrar una versión de mí más enraizada y auténtica que nunca.
Hago teatro desde que tengo 10 años. El escenario es mi área de juego, me llena de energía y me conecta con mi naturaleza más creativa.
He sido repostera vegana. Abrí mi propia pastelería en Oslo y lo que aprendí sobre química culinaria, negocios y hasta idioma fue abismal.
Soy un poco nómada: he vivido en seis países distintos, pero contra todo pronóstico, llevo ya una década en Noruega, aprendiendo a maridar mi espíritu mediterráneo con el alma nórdica.
Nunca doy por terminada mi formación. En mi naturaleza está el seguir acercándome a todo aquello que me despierte curiosidad y me nutra.